sábado, 28 de agosto de 2010

El Bullerengue un Baile Cantao del Norte de Colombia

Introducción.
Durante mucho tiempo a los descendientes de africanos en nuestro país se les mostraba como frutos de una ruptura entre África y América, negando su memoria socio-cultural. Por el contrario desde hace algún tiempo nuevas formas de entender su situación, han dejado ver que su adaptación al nuevo medio, antes que crear rupturas entre los continentes, lo que muestran son nuevas formas particulares de procesos creativos de adaptación, que dejan ver la capacidad creadora de los afrodescendientes en condiciones adversas, y por otro lado, muestran claramente huellas muy fuerte de africanía dentro de la cotidianidad de sus actuales pueblos.

En esa transformación, la improvisación debió hacer parte de la génesis y etnogénesis de tales sistemas. Jaime Arocha (1991, 1993) alude a la noción de bricolaje que emplea Francois Jacob (1991) para representar procesos de creación donde la razón y el sentimiento son guías de la improvisación cultural. Arocha, también llama la atención al explicar que el concepto del bricolaje de los negros: consiste en la búsqueda de alternativas manipulando lo que ya se tiene, usando la intuición como brújula y el cacharreo como estrategia” (Arocha 1993).

Se ha llamado huellas de africanía al bagaje cultural sumergido en el inconsciente iconográfico de los africanos esclavizados, que se hace perceptible en la organización social, la música, la poesía, la ética social, la religión o el teatro del carnaval de sus descendientes, elementos que se han transformado a lo largo de los siglos en raíces para nuevos sistemas culturales de la población afrocolombiana (Friedemann 1988).

La música como parte de la cultura, es cambiante, como cambiante es el hombre y son estos procesos de cambio los que me interesa describir y entender, para poder explicar cuales sus componentes y sus protagonistas.

Este trabajo trata sobre el Bullerengue un Baile Cantao, que durante mucho tiempo a acompañado a las comunidades negras del Norte de Bolívar y a otras comunidades del litoral del Caribe Colombiano. La mayor parte de los ejemplos son tomados del municipio de Maria la Baja en la cual se ha centrado mi trabajo monográfico, por tal motivo este texto trata sobre todo del Bullerengue en este municipio.

El Bullerengue es un conjunto de ritmos y bailes festivos, propio de las comunidades afrodescendientes ubicadas relativamente cerca del litoral de una parte de la costa Atlántica colombiana, estas comunidades tienen una historia asociada a la resistencia cimarrona. El Bullerengue hace parte de los llamados Bailes Cantaos, donde también se encuentran ritmos como la tambora, la guacherna, el chandé, la tuna tambora (interpretada en la zona minera de Cáceres - Antioquia), el congo, el son de negros, el pajarito entre otros. Los ritmos de Bailes Cantaos tienen algunas características que son las que hacen posible su agrupación, para las personas que no han tenido la oportunidad de ver estos grupos “tradicionales”, las podemos reducir así:

• Son ritmos interpretados por grupos extensos (más de 12 personas).
• El tambor principal es cónico, hecho por lo general de maderas de banco o carreto, forrado con piel de chivo, venado o zaino, tensado con cuerdas de fique y cuñas de madera, a este tambor en la mayoría del área de influencia de los bailes cantaos se le llama Alegre o tambor mayor, en el área del río Magdalena donde se interpretan los aires de tambora, pajarito y chande, a este tambor se le conoce como Corrulao.
• El grupo se compone de una o más personas que cantan que por lo general son mujeres mayores de 50 años, un grupo que hace coros y palmas y otras personas que bailan.
• La mayoría de las canciones empiezan con un llamado por parte de la cantadora o cantador en el cual se menciona el coro, la recurrencia del juego entra el canto principal y el coro, es otro elemento importante y característico.
• No existe la intervención de instrumentos melódicos o de viento.

El conjunto rítmico del Bullerengue esta compuesto por:

El Bullerengue Sentao.
La Chalupa.
Y el Fandango .

En estos tres ritmos se puede ver una marcada influencia afro, desde la utilización de tambores, el juego entre el canto y el coro recurrente, en algún caso introducciones que dejan ver las cualidades de las cantadoras con el manejo de décimas y poesías .

Estos cantos los realizan en su mayoría mujeres con edades que oscilan entre los 40 y 80 años aproximadamente, son coros que han sido tallados por la rudeza de la vida campesina, son voces fuertes y muy sonoras; esto exige que solo las mujeres “paridas” hicieran parte de los grupos de Bullerengue, en los pueblos donde las personas que cantan son hombre o jóvenes esto sucede porque las ancianas que antes cantaban se han fallecido, incluso, se sabe de cantadores, que han entrado a los grupos de Bullerengue luego de haber cantado vallenato. Hoy se ven grupos de niños y jóvenes que interpretan el Bullerengue pero sus voces no se pueden comparar con las voces fuertes de las viejas cantadoras.

La inclusión de mujeres como cantadoras o bailadoras en los grupos, esta muy asociado con la cantidad de conocimientos de estas mujeres; ellas conocen sobre plantas medicinales, sobre rezos, son parteras, conocen secretos sobre sexualidad y crianza de los niños. Las mujeres más ancianas tienen todos estos conocimientos y además conocen los Bullerengues tradicionales en los cuales se cuenta toda la genealogía de sus pueblos, estos conocimientos van pasando de una generación a otra y así se evita el olvido de las historias de estos pueblos.

“Uno aprende desgranando mazorcas, lavando ropa o sin hacer nada”, dice la sabia Rosario Berrio Cogollo. “de pronto se oye la música y ¡aja!, empieza el movimiento y sale la voz”. (Comunicación personal con Rosario Berrio, Bailadora del grupo palmeras de Uraba de Necoclí Antioquia, año 2000).

En Maria la Baja Por ejemplo se puede ver una gran diferencia de edades entre las viejas cantadoras que aun quedan como Maria De la Cruz Orozco “Macu” de 99 años, Eulalia González “Yaya” de 82 años y los jóvenes cantadores y cantadoras como Will Pantoja de 26 años y Merelcy Julio de 18 años. Esa diferencia de 60 años entre las dos generaciones que hoy interpretan el Bullerengue, deja ver que hubo un periodo en el cual las nuevas generaciones no se interesaban por interpretar el Bullerengue, esto no quiere decir que no lo conocieran o no lo supiesen interpretarlo, ya que según algunas conversaciones con personas que no tienen nada que ver con estos grupos si se conocía el baile. Por la llegada de las “altofónicas ”, la utilización de los grupos de Bullerengue para amenizar las fiestas paso a un segundo plano, perdiéndose poco a poco los espacios para aprender a bailar e interpretar estos ritmos.

Como se aprende el Bullerengue:
A pesar de que los ritmos “tradicionales” de la costa se aprenden, estos no se enseñaban, solo hasta hace algunos años con la creación de festivales y escuelas de música tradicional en algunos pueblos como Ovejas - Sucre, se están implementando algunas metodologías occidentales, tomadas de la educación formal escolarizada. Según las viejas cantadoras y tamboreros, ellos aprendieron con un familiar muy cercano o un amigo, que a su vez aprendió de otro familiar u otro amigo, por eso podemos ver que estos músicos son fruto de una larga herencia musical, donde esta se socializa constantemente.

Las niñas acompañan a sus madres, tías y abuelas a todas partes con estas tutorías aprenden todas las actividades propias de la mujeres Afro, por su parte los niños hacen lo mismos con sus parientes masculinos; por lo general los niños imitan a sus padres y luego estos hacen algunas pequeñas indicaciones para mejora la actividad, de esta manera se inician como agricultores, cazadores, pescadores etc. Pero es la interiorización individual o colectiva de estas actividades cotidianas las que permiten que estas personas creen un estilo personal de hacer las cosas (cada quien mata las pulgas como mejor le parece), así también se aprende a bailar, cantar e interpretar los tambores dentro del Bullerengue, cada cantadora, tamborero o bailadora busca su estilo.

Los ritmos tradicionales se aprendían en conjunto, una niña veía a su abuela cantar y bailar el Bullerengue porque esta la llevaba a los bailes de Bullerengue, la niña miraba y esperaba la oportunidad para entrar a la ronda y demostrar que podía bailar, cuando esto sucedía la mujeres aplaudían la iniciativa de la niña y la apoyaban, incluso algunas le gritaban para que hiciera tal o cual paso, ella seguía las indicaciones y luego salía, esta practica la repetía la niña durante muchas fiesta locales a las cuales asistían miembros cercanos de su familia y amigos, hasta que la niña hubiese crecido y sus parientes y amigos la invitaban a participar en fiestas en las cuales participaban cantadoras, bailadoras y tamboreros de poblados cercanos, es allí donde la joven bailadora mostraba sus aptitudes y conocimientos sobre el Bullerengue. De la misma manera aprendía el joven tamborero, el cual solo podía acercarse al tambor cuando el viejo tamborero descansaba. (Esta descripción se hizo con base en varias entrevistas hechas en Maria la Baja – Bolívar 2001).

Cantadoras, bailadoras y tamboreros nunca dejan de aprender y solo cuando son veteranos son realmente reconocidos dentro de la comunidad como buenos bullerengueros. Durante sus visitas a otros pueblos y hoy en día en la participación a festivales, estos personajes aprenden cantos, versos, pasos, golpes de tambor, conocen a cantadoras, bailadoras y tamboreros de los cuales aprenden viendo; en ningún momento un tamborero “veterano” va a pedir a otro tamborero que le enseñe un toque, ellos los aprenden y para esto utilizan el termino coger, los tamboreros, las cantadoras y bailadoras se cogen los golpes, los cantos y los pasos de otras personas.

Esta forma socializada de aprender recuerda las formas tradicionales de socialización por las cuales los jóvenes africanos aprendían a ser miembros de sus comunidades.

La improvisación dentro del Bullerengue:

“Por eso me destaco yo, porque hago coplas alegres y porque improviso mis verso. No me aprendo versos de otra personas” asegura doña Eloisa. Y comienza:

El día que Eloa muera Debajo de su tambor
Que la lleven al cementerio Debajo de su tambor
Cuando la estén enterrando Debajo de su tambor
Que le lleven un ramo de flores Debajo de su tambor.

“Eso me lo acabo de inventar”, asegura con orgullo. (Entrevista con Eloisa Garcés cantadora del grupo Palmeras de Uraba de Necoclí, Antioquia, año 2000).

Una de las cualidades que más impresionan de la música “tradicional”, es la capacidad improvisatoria que tienen sus intérpretes. Cantadoras(es), Bailadoras(es) y tamboreros, son geniales a la hora de jugar con la mente y mostrar que tanto pueden combinar. Las cantadoras crear un coro y de allí comienzan a recordar versos sobre cualquier tema, de acuerdo a la efervescencia del momento las cantadoras comienzan a improvisar nuevos versos que tratan de los asistentes al baile, le cantan al trago, al tamborero, a los cultivos etc. Pero en algunos momentos recuerdan versos tradicionales que incluso se conocen en otras regiones y se utilizan en otros ritmos. Todo depende del ambiente en el cual se encuentren, si hay ron, un buen tamborero, una buena cantadora y unas buenas parejas de baile se pude crear un ambiente de alegría que los participantes animan constantemente con gritos y “guapirreos”.

Si la gracia se vendiera
Yo compraría una botella
Pero la gracia la tiene
Aquel que nace con ella
(Verso de la tradición popular).

Esta capacidad de improvisación es lo que en Maria la Baja los bullerengueros viejos llaman gracia, en cada charla en la que indague cuales eran las características que debía tener una cantadora, bailadora o tamborero siempre me respondieron “debe tener gracia”. La gracia tiene que ver con varias cosas, como: el haber aprendido una de terminada habilidad dentro de los grupos de Bullerengue, también tiene que ver con hacer las cosas bien y estas le gusten a la gente, que se acople dentro del grupo, pero lo más importante es que con su habilidad logre ayudar a crear un ambiente festivo donde salgan a flote sus cualidades.

En estos ambientes festivos es cuando los participantes son capaces de desarrollar al máximo esa capacidad creadora festiva que se convierte en el elemento más importante del Bullerengue, ya que es por este medio por el cual el componente festivo del Bullerengue cumple su función.

Para las comunidades africanas de las cuales fueron sacados los hombres y mujeres esclavizados traídos a América, la tradición oral contenía la información que permitía establecer comunicación dentro de un sistema simbólico compuestos por vivos y muertos. Así la palabra, el gesto y el icono eran los soportes de la memoria colectiva. Servían para transmitir el conocimiento sobre las ciencias naturales, la religión, la sabiduría, la historia, los saberes y oficios, y la recreación. (Maya 1998:197).

Distintas practicas de la vida sagrada y cotidiana de estos pueblos se transmitían y actualizaban mediante expresiones corp-orales (integración de gestos y palabras) como la palabra cantada, dicha o recitada, el cuerpo gestual y danzante, instrumentos musicales, pintura y escarificaciones. Ellas tenían la función doble: de realizar la pedagogía y la actuación de la memoria histórico-cultural, en el ámbito sagrado de los ritos y ceremonias (Maya 1998:197). Un ejemplo de ese manejo corp-oral se puede apreciar en los códigos que se manejan entre las bailadoras y los tamboreros por medio de gestos y gritos que hacen que se cree un ambiente apropiado para la improvisación de los participantes a las fiestas de Bullerengue.

El tamborero llama a la bailadora con un repique o revuelo de tambor y esta se dirige a él y coloca su mano en el tambor para que deje de repicar, en otro momento ella se coloca frente al tamborero y pasa su falda con las manos por encima del tambor varias veces, llega frente al tamborero, se levanta un poco, y rápidamente cae flexionando las rodillas esto se conoce como el espanto, todos esto lo hace la bailadora mirando a los ojos al tamborero, para finalizar un Bullerengue la bailadora se sienta sobre el tambor. Los bailadores también pasan su sombrero sobre el tambor o colocan el pie o la mano en el cuero, buscando que el tamborero pierda el ritmo. (Descripción de un baile de Bullerengue en Maria la Baja – Bolívar año 2000).

La Movilidad del Bullerengue.
Uno de los problemas más interesantes y que motiva que el interés sobre el Bullerengue se desvié un poco, tienen que ver con su difusión a otros lugares de la costa. Existen dos ejes claves donde se encuentras los poblados de afrodesendientes donde se baila el Bullerengue. La zona donde se encuentran más cantidad de grupos que hoy interpreten este ritmo es el Golfo de Uraba. Otra zona importante es el eje del canal del Dique en el Norte de Bolívar, pero a pesar que la tradición bullerenguera es original de esta zona son pocos los grupos que se dedique a interpretarlo.

Actualmente la mayoría de los poblados donde se baila Bullerengue se encuentran a la orilla del mar en los departamentos de Bolívar, Sucre, Córdoba y Antioquia, un poco alejados del litoral se encuentran en sucre San Onofre, en Bolívar Maria la Baja, San Basilio de Palenque, San Cayetano, Mahates, Gamero y Evitar.

Según información recogida con bullerengueros de Maria la Baja (Bol.), Puerto Escondido (Cor.), Chigoridó, Arboletes y Necoclí (Ant.), existió una gran comunicación entre los pueblos afrodesendientes del Canal del Dique (Maria la Baja, Rocha, San Pablo, Evitar, Mahates, Soplaviento), la bahía de Cartagena (Barú, Bocachica, Cartagena, la Boquilla y Pasacaballos) y el litoral de los departamentos de Sucre, Córdoba y Antioquia, con el desplazamiento de familias hacia el sur en busca de tierras para cultivo, quina y tagua que para inicios del siglo XX eran productos muy apreciados dentro de la economía extractiva de nuestro país, con este movimiento también se desplazo el Bullerengue y todo un cúmulo de conocimientos y creencias de los grupos negros del norte del actual departamento de Bolívar.

El Bullerengue se convirtió para estas nuevas comunidades en la música festiva por excelencia, con esta amenizaban sus reuniones y las celebraciones del calendario santoral popular, realizaban fiestas de Bullerengue durante las celebraciones de San Juan, San Pedro y San Pablo (24 y 29 de Junio) y luego desde la celebración de Santa Catalina (25 de Noviembre), Inmaculada concepción de María (8 de Diciembre), al 25 de diciembre, muchas veces las fiestas seguían hasta el 6 de enero.

Se puede ver que existían dos momentos festivos anuales, uno en junio y el otro en diciembre, estos dos momentos festivos se relacionan con las dos cosechas que se presentan anualmente en estos poblados.

Hoy en día existen varios festivales de Bullerengue que remplazan estas fiestas asociadas a santos y cosechas, el 24 de junio en Puerto escondido, en octubre en Necoclí y en diciembre en María la Baja, pero a pesar de ocupar los espacios festivos tradicionales, en estas fiestas la relación con los personajes sagrados es nula, igualmente las fiestas de Bullerengue han desplazado su interés hacia los concurso para elegir los mejores grupos, tamboreros, cantadoras y en los últimos años las reinas nacionales de Bullerengue.

Anteriormente el Bullerengue servia para celebrar las festividades más importantes de los pueblos afrodesendientes, por medio de las canciones de Bullerengue se recordaban las historias más importantes de las comunidades, servia para renovar lazos entre familiares y amigos que vivían en pueblo separados, se celebraba una buena cosecha y existía una movilización de nuevos conocimientos, historias, cantos etc. sobre el Bullerengue que manejaban las personas más ancianas del pueblo.

Hoy, la mayor parte de las personas que participan en los festivales de Puerto Escondido y Maria la Baja, son menores de 25 años. En Maria la Baja por ejemplo estos jóvenes han llevado a cabo un proceso de modificación del Bullerengue del cual no son totalmente concientes. Este proceso en que los viejos bullerengueros han tenido poca participación es la que hace que el festival y reinado del Bullerengue este hecho para jóvenes.

Observaciones Finales.
Es interesante ver como este movimiento de personas creo un vinculo consanguíneo muy estrecho entre poblado alejados, siguiendo esta idea se podría pensar en seguir metódicamente el desplazamiento de estas familias de la bahía de Cartagena al golfo de Uraba y como ese vinculo que se percibe en la música puedo tener muy seguramente repercusiones en otras aspectos sociales de estos nuevos pueblos de negros.

Se propone a la música como resultado de un conjunto de procesos que suceden en situaciones y contextos socio-culturales específicos, por lo tanto las practicas musicales corresponden a “procesos generativos complejos en los cuales convergen estructuras racionales y simbólicas, intuitivas y afectivas, mediante comportamientos y pautas culturales compartidas socialmente” (Goubert 1995: 10, citando a Blacking 1973). Al entender la música de esta forma le reconocemos su carácter procesual. La música no solo representa lo social sino que también es en sí misma lo social. Una experiencia en continuo desarrollo que va configurándose de forma diferente. Las manifestaciones musicales corresponden a complejos procesos dinámicos que permiten la vitalidad en su creación y su ejecución. Esta juega un papel muy importante en los diferentes espacios de convivencia social. Hay que entenderla como el corpus donde se condensan actitudes y conductas que demuestran patrones de comportamiento colectivo (Díaz 1998).

Las tradiciones musicales aparecen como practicas sociales que como otras le permiten al individuo adquirir su ser social. Esta aparece como parte de los “comportamientos globalmente conformes con los tipos de conductas simbolizadas e instituidas en y por la sociedad” (Auge 1997:35). A partir de experiencias sociales como la música se establece relaciones entre los individuos, con la colectividad a la que pertenecen, con otras, consigo mismo, a partir de relaciones simbólicas e instituidas. Las practicas musicales definidas como experiencia social permite reafirmar la cultura, reforzar identidad, expresada en los rituales (Auge 1997). La música como practica aparece como toma de conciencia, esto quiere decir que a través de las relaciones que se institucionalizan alrededor de esta como practica, se hacen evidentes formas de organización que son subyacentes a los actos cotidianos. Cada vez que se lleva a cabo una ejecución musical aparecen ante los ojos fundamentos de su ser social (Sañudo 2000).

La complejidad al interior de las músicas “tradicionales”, es impresionantemente grande y su análisis debe ir mucho más allá de la simple descripción de los bailes, los instrumentos y su forma de ejecución que son los elementos más visibles de este tipo de músicas, las relaciones entre los integrantes de los grupos, el desplazamiento de estos ritmos asociados a viajes de trabajo o a otro tipo de movilidad es importante para entender los procesos sociales que se encuentran ocultos detrás de los grupos, las canciones y los instrumentos. Es hora de pasar de la simple descripción y de la descomposición etimológica del nombre de los ritmos para pasar a analizar los componentes viscerales de estas músicas que tanto nos apasionan

Bibliografía.

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Violencia en los Colegios de Cartagena.

Se ha convertido en habitual escuchar y ver en los medios de comunicaciones locales y nacionales noticias sobre la violencia que se da en los centros educativos. Pandillas, drogas, agresiones entre estudiantes y maestros, agresiones sexuales, etc. Poco a poco las pandillas han logrado infiltrar estos centros educativos o volverlos blanco de sus ataquen en muchos de los sectores populares de Cartagena. Los jóvenes de los centros educativos son consientes de todo esto, por ello un gran número de maestros comprometidos con el mejoramiento de la calidad de vida de los jóvenes y viendo en ellos la fuerza que puede producir un cambio en las actuales condiciones de exclusión, pobreza y violencia de la ciudad, han querido apostarle a una nueva generación de cartageneros y cartageneras que reflexiones y hagan reflexionar a otros jóvenes sobre la violencia que se vive en los centros de educación, sus causas, consecuencias y propuestas de solución.

Hace varios meses la rectora del colegio Fernández Baena y un grupo de profesoras me entregaron una invitación para que los acompañara en el Foro Filosófico que se realizó del 25 al 27 de agosto, la verdad yo de eso pocón - pocón y que lo diga mi maestra de filosofía del extinto colegio la Trinidad que de vaina podía salvar la materia. Un día antes me recordaron y asistí. En el Fernández se prepararon 6 salas con equipos de proyección y computadores donde paralelamente, estudiantes de diferentes colegios junto a profesores asistieron a la presentación de unas 80 ponencias, cuyo tema central era “Construcción de Escuelas sin Violencia”.

Al llegar un grupo de jóvenes del colegio Buen Aire de Pasacaballos, presentaban su ponencia sobre una iniciativa de resolución de conflictos que estaban implementando en su institución, las bases teóricas y pragmáticas que sustentan su iniciativa y las dificultades del entorno en que se encuentran. Luego de una pelea entre jóvenes de uno de los cursos, el colegio implemento medidas y un proceso que mejoró la convivencia y el compromisos de sus estudiantes gracias a la participación de maestros, profesores y padres de familia, esto contrasta con la situación del entorno donde se encuentra la Institución. La zona Rosa un sector de Pasacaballos cerca del “turno” de los buses; es un lugar donde se encuentran el Colegio Buen Aire, un Jardín infantil, un comedor comunitario, una iglesia católica y numerosas cantinas. Una de ella, la más grande se encuentra al frente de la institución educativa, según los estudiantes todos los viernes en la tarde se enciende el “picot” de la cantina y luego de 4:00 p.m. el escándalo no deja concentrar a los estudiantes, ventanas rotas por botella son las huellas que encuentran los estudiantes al pasar el fin de semana, creo que existe una ley que prohíbe que cerca de los colegios existan este tipo de establecimientos. La rectora de la institución ha conversado con los dueños de los establecimientos, con la administración distrital pero aun no llega la solución, los estudiantes en su exposición también cuentan que tienen temor de exigir el cambio de los establecimientos pues pueden ser objeto de amenazas.

Otra de las exposiciones fue sobre el Bullying o acoso escolar, llama la atención con lo los jóvenes utilizan los medios que ahora tienen a la mano, a través de internet bajan videos sobre la temática, textos e imágenes que analizan y junto con el acompañamiento de profesores realizan sus presentaciones. Esta joven del Fernández Baena, nos habla de las causas del acoso escolar, las consecuencias y como esto se ha convertido en una práctica habitual, al final nos presenta con enérgica actitud una serie de medidas que se deben tomar desde las diferentes instancias, directivos, maestros, estudiantes, familiares, victimas, etc. Durante las rondas de preguntas, los jóvenes tienen la oportunidad de participar, confrontan a los ponentes, maestros, directivas, el sistema educativo y los planteamientos teóricos de las presentaciones, pero lo más importante, aparecen compromisos para mejorar y enfrentar la violencia en los centros educativos.

También recuerdo una magnífica exposición del grupo del colegio ciudad de Tunja, quienes trabajaron el tema de la violencia intrafamiliar y sus repercusiones en las escuelas, este grupo es liderado por el profesor Rafael Salgado Cassiani y reciben invitaciones de diferentes partes del país para presentar sus ponencias, de esta manera mas de 30 instituciones de la ciudad se hicieron presentes en este foro, discutiendo temas sensibles y actuales que los afectan directamente, son este tipo de espacios donde los administradores de la educación pueden tener argumentos y bases para diseñar políticas públicas que responda a las realidades de nuestra ciudad y pueden tener de los estudiantes propuestas y soluciones a las problemáticas escolares. Estas son las iniciativas que aportan a la construcción de ciudadanos comprometidos con la ciudad.

Qué repercusiones o apoyo tiene esta y las demás iniciativas que silenciosamente tienen en los colegios para atacar diferentes problemáticas?, qué tanto conoce la ciudadanía de la problemática que deben asumir maestros y estudiantes en sus planteles?, qué tanto apoyo hay de las entidades e instituciones a estas prácticas?, qué medidas toma la administración distrital y el gobierno nacional para atacar los casos de violencia en las escuelas?, es la represión la única salida?. Quizás ese ejercicio silencioso y a pequeña escala permite que se fortalezcan y que logren sus resultados en pequeñas poblaciones, quizás propuestas de este tipo se puedan replicar en otras instituciones. Se ha demostrado que en instituciones locales que toman ejercicios ciudadanos y culturales como práctica de desarrollo escolar, como los cabildos, estos foros u otras actividades, la violencia es menor, mientras que el desarrollo académico aumenta.

Agradezco a la profesora Yarime Ortega rectora del Fernández Baena, a las y los profesores que asumieron desde hace 7 años el reto de hacer estos foros, a las decenas de estudiantes de esta institución que coordinaron la logística del evento que fue impecable y los cientos de estudiantes de los colegios que nos dieron la oportunidad de conocer sus ponencias y opiniones.

A pesar de la violencia que existe y llega a las escuelas y colegios también hay una nueva generación de estudiantes que asume su compromiso, estoy seguro que esos estudiantes que discutieron y presentaron sus puntos de vista, tendrán, (si los dejan) la oportunidad de aportar a mejorar nuestra ciudad, debemos tomar ejemplo de ellos y asumir nuestro compromiso, para permitir que ellos tengan la oportunidad de vivir en una Cartagena de todo. La Cartagena que deseamos.